El cambio climático es una de las mayores amenazas para el planeta y la comunidad científica ha mostrado su preocupación por los efectos directos que puede tener en la existencia de la humanidad.
Uno de los indicadores se han evidenciado con el deshielo del permafrost y los glaciares que ya enfrenta la Tierra por cuenta del aumento de las temperaturas.
El área total de permafrost en el hemisferio norte abarca un territorio de 23 millones de kilómetros cuadrados y se viene calentando desde 1980 a un ritmo acelerado.
De esta forma, debido a este fenómeno los suelos congelados de la Tierra están liberando grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera a medida en que están derritiendo, por lo que también viene contribuyendo al calentamiento del planeta.
Un equipo de científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) realizó un análisis del permafrost para establecer el impacto que tiene este deshielo para la humanidad.
En un principio, la mayor preocupación estaba relacionada con la liberación de grandes cantidades de metano a la atmósfera tras estar atrapado durante cientos de años en el permafrost.
Sin embargo, los nuevos análisis han evidenciado que las preocupaciones son mayores ya que el deshielo del permafrost podría representar una grave amenaza para la salud de la humanidad.
Los investigadores lograron establecer que a medida en que el permafrost se viene descongelando también se podrían liberar bacterias y virus resistentes a los antibióticos; e incluso desechos radiactivos de los reactores nucleares y submarinos de la Guerra Fría.
“Dado que el cambio climático hace que el Ártico se caliente mucho más rápido que el resto del mundo, se estima que hasta dos tercios del permafrost cercano a la superficie podrían perderse para 2100”, reseña el estudio.
Los científicos explicaron que más de 100 microorganismos que se encuentran en el permafrost profundo de Siberia son resistentes a los antibióticos y a medida en que se registra el deshielo aumentan las posibilidades de que se mezclen con el agua y se conviertan en cepas muy resistentes.
Además, los contaminantes y productos químicos que ahora están prohibidos podrían ser liberados hacia la atmósfera nuevamente por el Ártico tras quedar atrapados durante el permafrost a lo largo del tiempo.
“El aumento del flujo de agua significa que los contaminantes pueden dispersarse ampliamente, dañando especies de animales y aves, así como ingresando a la cadena alimentaria humana”, indicaron.
Los investigadores encendieron las alertas ya que la humanidad no conoce realmente el impacto que pueda tener para la salud humana la liberación de cientos de microorganismos.
El investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, Kimberley Miner, explicó que es crucial empezar a evaluar todos estos escenarios ya que la liberación de virus y bacterias desconocidas representa una grave amenaza para la salud humana.
“Es importante comprender los impactos secundarios y terciarios de estos cambios terrestres a gran escala, como el deshielo del permafrost. Si bien se han capturado algunos de los peligros asociados con el deshielo de hasta un millón de años de material, estamos muy lejos de poder comprenderlo”, indicó Miner.
Finalmente, los investigadores consideraron que el deshielo del permafrost representa enormes desafíos que realmente no han sido cuantificados y que en realidad se suman a la serie de efectos que tendrá que enfrentar la humanidad por cuenta del cambio climático.
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