Los avances tecnológicos han sido cruciales para que los científicos puedan realizar sorprendentes descubrimientos no solo sobre nuestro planeta, sino también del espacio exterior permitiéndoles registrar fenómenos tan fascinantes como la muerte de una estrella.
Un equipo de investigadores liderados por la NASA logró captar este momento con el telescopio espacial Kepler, el cual se volvió famoso por encontrar miles de exoplanetas y por rastrear estrellas en explosión que son conocidas como supernovas.
El particular hallazgo se dio cuando el astrónomo Ed Shaya se encontraba revisando los datos de este telescopio y notó una luz inusual de la galaxia, pero creyó que este fenómeno estaría relacionado con un error informático sin pensar que realmente era una explosión masiva y muerte de una estrella.
De acuerdo con el experto, este tipo de explosiones estelares distribuyen materiales que componen el mundo en el que vivimos y también puede ofrecer pistas sobre la rapidez con la que se expande el Universo.
El investigador decidió analizar lo qué había ocurrido junto con su colega de la Universidad de Maryland, Robert Olling, desarrollando una software espacial que recopilaba los datos de este telescopio para comprender mucho mejor cómo se presentan las explosiones estelares.
“Es una especie de explosión estelar llamada Transitorio Luminoso de Rápida Evolución (FELT). En este caso, una estrella gigante ‘eructa’ una capa de gas y polvo aproximadamente un año antes de explotar. La mayor parte de la energía de la supernova se convierte en luz cuando golpea este material previamente expulsado, lo que resulta en una breve pero brillante explosión de radiación”, resaltó la NASA.
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La agencia espacial destacó que comprender las supernovas es crucial para los científicos ya que les permite desentrañar los misterios sobre de qué estamos hechos y cuál será el futuro de nuestro Universo.
Sin embargo, observar este proceso es muy difícil ya que nunca se puede saber cuándo y dónde podría explotar y morir una estrella, por lo que este científico tuvo suerte de poder registrarlo con el telescopio y recopilar los datos de este extraordinario fenómeno espacial.
Con este descubrimiento, los astrónomos se dieron cuenta que Kepler podría ofrecer una nueva técnica para cazar supernovas y otra serie de “tesoros” cósmicos que cambian rápidamente y desaparecen de la vista de los expertos.
“Kepler abrió una nueva forma de mirar el cielo. Fue diseñado para hacer una cosa realmente bien, que era encontrar planetas alrededor de otras estrellas. Para hacer eso, tenía que entregar datos continuos de alta precisión, lo que ha sido valioso para otras áreas de la astronomía”, manifestó Jessie Dotson, científica del proyecto de Kepler de la NASA.
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De esta forma, los telescopios terrestres les brinda a los astrónomos la posibilidad de conocer el color de una supernova y cómo cambia con el tiempo para poder descubrir las sustancias que la componían y el tipo de estrella que murió.
El telescopio Kepler fue lanzado en 2009 y durante nueve años estuvo recolectando información del espacio profundo, antes de que su combustible se acabara en 2018, evidenciando que nuestro universo está lleno de millones de planetas ocultos.
De hecho, las misiones de este telescopio dejaron un gran legado con el descubrimiento de más de 2.600 planetas fuera de nuestro sistema solar (exoplanetas), muchos de los cuales podrían tener condiciones prometedoras para la vida.
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