Una curiosa historia se ha registrado en Florida (EE.UU.) en donde un hombre se niega a vender su casa a pesar de las grandes ofertas que le han realizado las compañías constructoras que vienen desarrollando proyectos inmobiliarios en la zona.
Como si se tratara de una lucha entre David contra Goliath, el cubano Orlando Capote ha dado una dura batalla frente a los grandes proyectos de construcción que se vienen realizando en la ciudad de Coral Gables, cerca de Miami.
Su particular historia ha sido relacionada con la película animada ‘Up: una aventura de las alturas’, en donde un abuelo también se niega a vender su casa a unos constructores.
Desde hace varios años se vienen desarrollando megaproyectos que han venido absorbiendo barrios y zonas enteras para construir enormes torres de edificios en esta ciudad de Florida.
Sin embargo, este hispano se ha negado a vender su humilde vivienda y ha rechazado unas 60 ofertas que incluso han alcanzando los 900.000 dólares en los últimos años.
La casa de Orlando se ha convertido en una incómoda presencia para el proyecto masivo de edificación comercial de la compañía Agave Ponce, el cual cuenta con un presupuesto de 600 millones de dólares, el mayor en la historia de esta ciudad.
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Sin embargo, este hombre se niega rotundamente a ceder ante estas presiones por el valor sentimental que tienen su vivienda a pesar de que le ha tocado vivir literalmente encajonado en un espacio asfixiante y en medio de los ruidos y escombros de las obras aledañas.
“La casa es mi alma. Entonces, ¿de qué sirve vender tu alma por todo el dinero del mundo?”, indicó Capote al canal CBS Miami.
De acuerdo con el hombre, su pequeña vivienda se ha convertido en su mundo luego de que sus padres fallecieran y por eso está decidido a llegar al fin de sus días; así le toque soportar diariamente el tránsito de camiones, grúas, excavadoras que muchas veces le bloquean el acceso a su casa.
“Esta vivienda es como un disco duro. Mientras miro a mi alrededor, vivo en él y me muevo a través de él, revivo muchos recuerdos. Eso no lo pude encontrar en otra casa”, aseguró este hombre que se niega a vender su casa así le ofrezcan numerosas cifras de dinero.
Viviendo entre dos torres
La vida de este cubano ha cambiado drásticamente por las grandes edificaciones que lo tienen encerrado entre dos “moles de cemento” en donde a penas se puede ver su vivienda de 120 metros cuadrados y una gran zona verde a donde cae escombros y basura de los edificios colindantes en construcción.
“En esta casa no me siento solo. Estoy aquí con mis memorias, con los recuerdos de mis padres. Además, es el lugar más seguro para sobrevivir a la crisis financiera que se avecina es estar en esta casa”, aseguró este hombre.
Muchos lo han criticado por no aceptar las ofertas económicas para poder darse una nueva vida en Florida, pero el valor sentimental que tiene su casa no tiene precio e incluso ha denunciado que han intentado engañarlo con las ofertas.
“Agave no me ofreció dinero para comprar la casa. Solo quiso hacer un intercambio de propiedades”, explicó este hombre al explicar que la propuesta de la compañía consistía en darle una nueva vivienda en construcción en el mismo barrio, un automóvil nuevo, el pago de los gastos de traslado, la compra de mobiliario y 500.000 dólares.
El hombre rápidamente se dio cuenta que esta oferta no tenía ninguna firma original de la compañía de construcción, ni un sello de abogados y por eso cree que muchas personas han intentado engañarlo con tentadoras y numerosas ofertas.
A pesar de esto, Orlando ha presentando una serie de denuncias y quejas ante las autoridades de la ciudad debido a que los constructores, al parecer, han incumplido algunas normas de zonificación y de fuego, así como de leyes que limitan la altura máxima de edificios y la distancia.
Lo cierto es que ninguna de sus quejas ha prosperado y el ayuntamiento se ha desentendido de este problema y por eso él se sigue negando a ceder a estos intereses de los constructores de Florida.
La historia de esta vivienda se remonta a 1989 cuando sus padres lograron comprarla tras un duro trabajo luego de migrar a Florida (Estados Unidos), como lo hicieron miles de cubanos, tras la revolución castrista en 1959.
Ante esta compleja situación, sus padres trabajaron duro, su madre era maestra y su padre inspector del condado. Tras años de ahorro lograron adquirir este lote que para ese entonces estaba rodeado de grandes zonas verdes y en en el que ahora un palo de mango que creció en el patio se marchita y no da fruto por la falta de luz y aire limpio.
La vida de Orlando Capote cambiaría en 2005 cuando su padre falleció y tuvo que cuidar de su madre, quien también murió en 2020. Ambos le pidieron que protegiera esta vivienda como un tesoro familiar e incluso su mamá le pidió que no la vendiera a los constructores.
Finamente, la historia del hombre se niega a vender su casa ha salido en varios medios en donde ha asegurado que hasta que siga vivo no la abandonará ni aceptará ninguna oferta de la que luego tenga que arrepentirse.
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