La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que la Antártida batió su récord de temperatura al registrar 18,3 grados centígrados el 6 de febrero de 2020.
De acuerdo con el informe, esta temperatura fue registrada por los termómetros en la estación científica de Esperanza (Argentina), superando los 17.5 grados centígrados que se había presentado en el mismo lugar el 24 de marzo de 2015.
Una de las novedades es que los científicos de la OMS invalidaron un récord de temperatura aún más elevada, 20,7 grados centígrados, que se registró el 9 de febrero de 2020 en una estación automática brasileña de monitoreo del permafrost en la isla Seymour debido a problemas de precisión en las mediciones.
Lo cierto es que esta nueva temperatura entra en la lista de una de las más altas jamás registradas en este continente, pero el récord sigue siendo los 19.8° centígrados que se detectaron en la isla de Signy el 30 de enero de 1982.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, indicó que la verificación de esas mediciones de temperaturas máximas son importantes porque ayuda a ver los cambios y a tener una imagen meteorológica y del clima en una de las zonas más apartadas de la Tierra.
“La península Antártica es una de las regiones del planeta que se calienta más rápidamente: casi 3 grados en los últimos cincuenta años. Así, este nuevo récord de temperatura concuerda con el cambio climático que observamos”, destacó Taalas.
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El comité encargado de la homologación de este récord estudió la meteorología del continente cuando se tomó la medida y observó un fenómeno de altas presiones, el cual contribuyó a que se calentara la superficie en ese lugar que es conocido por sus temperaturas récords.
Además, el comité de expertos también comprobó que las instalaciones de las estaciones funcionaban bien antes de llevar a cabo cualquier homologación.
La nueva medida récord se incluirá en los archivos oficiales de la OMM, donde se recogen mediciones extremas en términos de meteorología y de clima, como temperaturas máximas y mínimas, precipitaciones de lluvia o granizo, periodos de sequía, las rachas de viento más rápidas o los rayos de mayor duración.
Precisamente, la temperatura más baja registrada se registró con -89,2 º centígrados el 21 de julio de 1983 en la estación Vostok de la Antártida.
Efecto del cambio climático
El cambio climático sigue afectando gravemente a las zonas glaciares del planeta por lo que en los últimos años se ha vuelto que los récord de temperatura y deshielo se han vuelto cada vez más recurrentes, lo cual ha encendido las alarmas de los científicos.
“Mucho más aún que el Ártico, la Antártida está mal cubierta en cuanto a observaciones y previsiones meteorológicas y climatológicas, aunque ambos [territorios] juegan un papel importante en la evolución del clima, de los océanos y del aumento del nivel del mar”, indicó el director de la OMM.
Una de las mayores preocupaciones están relacionadas con el aumento del nivel del mar que podría generar el deshielo de grandes masas de hielo en la Antártida y el Ártico.
Unos recientes estudios resaltaron que un incremento de la temperatura de 2° centígrados podría acelerar el deshielo en Groenlandia y en el oeste de la Antártida, lo que provocaría una subida del nivel del mar de 13 metros y llevar al planeta a un punto de no retorno.
La vicepresidenta de la OMM y responsable del servicio meteorológico argentino, Celeste Saulo, indicó que este nuevo récord muestra una vez más que el cambio climático requiere de medidas urgentes en todo el planeta.
“Es indispensable seguir reforzando la observación, las previsiones y los sistemas de alerta para responder a los fenómenos extremos, que se producen cada vez más a menudo a causa del cambio climático”, indicó Saulo.
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