Un informe de la organización medioambiental WWF evidenció que el consumo de animales salvajes disminuyó cerca de un 30 % durante la pandemia, ante el temor que se ha generado por la posibilidad de que nuevos virus se transmitan a los humanos a través de esta vía.
El análisis se realizó en los países donde este tipo de prácticas son muy habituales para analizar la percepción que se tiene con este tipo de hábitos como en China, Tailandia, Vietnam, Birmania y Estados Unidos, los cuales son los países con los principales consumidores de vida salvaje.
De esta forma, uno de cada tres personas encuestadas ha reducido o abandonado este consumo durante la pandemia, lo cual evidencia el efecto que ha tenido las campañas de concientización sobre nuestra relación con los animales salvajes.
“La reducción es especialmente alta en los países del sureste de Asia, donde el número de personas que consumen animales salvajes ha bajado en torno al 40 % en 2021, mientras que en China el porcentaje es del 28 %”, indicó WWF.
De acuerdo con la organización, un 9 % de los encuestados en los cinco países sigue consumiendo este tipo de productos en la actualidad, pero es posible que este tipo de prácticas sigan disminuyendo.
El director de WWF Internacional, Marco Lambertini, destacó que las personas están cada vez más preocupadas por la relación que tenemos con el mundo salvaje al comprender el latente riesgo de que surjan brotes de enfermedades de origen zoonótico.
“La única forma de prevenir futuras pandemias es reduciendo las actividades humanas destructivas que provocan la pérdida de la naturaleza, como la deforestación, el comercio insostenible de vida silvestre y el consumo de vida silvestre riesgoso, en lugar de reaccionar ante los brotes después de que han surgido”, resaltó Lambertini.
La comunidad científica sigue investigando el origen del COVID-19 y aunque todavía no se ha dilucidado, las principales teorías que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras una investigación en Wuhan (China) apuntan a que el virus pasó de animales salvajes al ser humano, quizá saltando a una o varias especies intermedias antes de llegar al hombre.
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El sondeo indica que un 85 % de los encuestados en los países del estudio apoyan que el gobierno cierre los mercados en los que se venden animales salvajes y un 88 % pide el fin de la deforestación, percibidas ambas como causas de la creciente aparición de brotes epidémicos en el planeta.
Precisamente, la OMS en conjunto con varias organizaciones le pidieron a los países del mundo suspender la venta y comercialización de mamíferos salvajes vivos en los mercados, debido a los grandes riesgos de transmisión de nuevas enfermedades infecciosas a la humanidad.
“Los animales, en particular los animales salvajes, son la fuente de más del 70% de todas las nuevas enfermedades infecciosas en los humanos, muchas de ellas causadas por nuevos virus”, indicaron en un pronunciamiento conjunto la OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
Los expertos han explicado que existe un gran riesgo de transmisión de virus a los humanos que entran en contacto con la saliva, la sangre, la orina, el moco, la materia fecal u otros fluidos de un animal infectado. Además, el riesgo de tocar una superficie contaminada aumenta el peligro debido a las interacciones cotidianas que tenemos.
En ese sentido, las enfermedades infecciosas transmisibles de los animales vertebrados al hombre (zoonosis) constituyen una gran parte del conjunto de enfermedades recientemente identificadas, así como de numerosas enfermedades existentes.
Lo cierto es que la aparición de la pandemia del COVID-19 puso en evidencia la forma como la humanidad se ha relacionado con los animales y cómo este vínculo podría representar un riesgo con la aparición de enfermedades infecciosas zoonóticas en el futuro.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) ha estimado que el 60 % de las enfermedades infecciosas humanas son zoonóticas, es decir, se encuentran en primer lugar en otro animal.
De acuerdo con los expertos, un 70 % de las enfermedades emergentes como el ébola, el zika o la encefalitis de Nipah y casi todas las pandemias conocidas, como la influenza y el VIH/SIDA, tienen un origen zoonótico.
Es decir, que la transmisión de estas enfermedades infecciosas han sido causadas por microbios de origen animal, que fueron transmitidos a los humanos a través de nuestro contacto con la vida silvestre o el ganado.
Por su parte, un equipo de científicos presentó un informe en el que advierten que la humanidad podría estar expuesta a entre 540.000 y 850.000 virus desconocidos de origen animal que tendrían la capacidad de provocar nuevas pandemias como la del COVID-19.
Así lo reveló la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) al explicar que las pandemias futuras surgirán y se propagarán en la población con una mayor frecuencia si la humanidad no cambia la forma como se relaciona con la naturaleza.
“La pandemia ha dejado en claro que invertir en la salud del planeta y la naturaleza es la única forma de evitar pagar un precio social y económico tan terrible nuevamente en el futuro. Los científicos tienen muy claro que a menos que reequilibremos nuestra relación con la naturaleza, la pregunta es ‘cuándo’ ocurrirá una próxima pandemia”, concluyó Lambertini.
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