El incendio de la catedral de Notre Dame en París conmocionó al mundo hace dos años cuando esta emblemática estructura era consumida por el poder de las llamas.
Los hechos se registraron el el 15 de abril de 2019 cuando la famosa catedral gótica se encontraba en plenas obras de restauración, pero un incendio que se originó en su estructura se salió de control haciendo que su magnífica aguja, su tejado, su reloj y parte de su bóveda fueran arrasados por las llamas.
Millones de personas de todo el mundo siguieron la destrucción de Notre Dame por televisión y por las redes sociales y quedaron impactadas por el lamentable espectáculo en el que el incendio consumía 850 años de antigüedad y una parte de la historia de París.
Tras dos años de esta suceso, las autoridades avanzan con la planeación de las obras de reconstrucción a pesar de que el el enigma del origen del incendio de Notre Dame sigue sin resolverse.
La catedral es una atracción imprescindible para las decenas de millones de turistas que visitaban París cada año antes de la pandemia.
“Hubo un efecto similar al 11 de septiembre. Ver el fuego en directo, transmitido por canales de todo el mundo. Desde Brasil hasta Asia, el derrumbe de la aguja fue para las nuevas generaciones lo que el derrumbe de las torres de Nueva York fue para sus padres”, indicó Stanislas de Laboulaye, embajador encargado de coordinar el aspecto internacional de la reconstrucción.
La fase de consolidación de Notre Dame se completará en el verano de 2021, una condición necesaria para lanzar su programa de reconstrucción que se podría extender durante varios años.
Las autoridades de Francia han lanzado una licitación para la reconstrucción y los arquitectos están trabajando en elaborar un calendario preciso de las obras que arrancarán en el invierno boreal de 2022.
En ese sentido, ya se han cortado miles de robles en Francia, los cuales son necesarios para reconstruir la aguja, su cubierta y el crucero. Mientras que en el interior de la catedral hay un bosque de andamios, redes y lonas donde se trabajan carpinteros y técnicos.
El incendio, un gran enigma
Desde el desmantelamiento en diciembre de 2020 del inmenso andamiaje quemado que rodeaba la aguja el día del incendio, los expertos han descartado el riesgo de que se registre un derrumbe mayor de toda la estructura del techo.
El mal tiempo, la paralización de las obras debido a la pandemia y las numerosas medidas y ajustes necesarios para luchar contra las emanaciones de plomo, también han provocado retrasos y aumentado el costo de reconstrucción de esta emblemática catedral.
La búsqueda del origen del incendio lleva tiempo ya que los investigadores estaban esperando a que se desmontaran los andamios que rodeaban la catedral de Notre Dame antes del siniestro.
En ese sentido, hay muy poca información disponible sobre el avance de las investigaciones, pero una fuente anónima cercana a estas pesquisas confirmó que los estudios “in situ” ya están “terminados”.
Tras esto, se espera que se continúe con una larga fase de análisis de lo recuperado en los escombros que debería prolongarse aún durante varios meses.
“En el estado actual de las cosas, no se puede afirmar que algún día podamos decir con certeza qué pudo haber causado el incendio de Notre Dame, sobre todo teniendo en cuenta la magnitud de los daños provocados por el fuego” señaló esta fuente.
Precisamente, una investigación preliminar de la fiscalía de París indicó en junio de 2019 que lo más seguro es que el incendio de Notre Dame se hubiera iniciado por un accidente como una colilla mal apagada o un cortocircuito.
Además, se han identificado varios fallos en la seguridad de la catedral, entre ellos en el sistema de alarma del edificio, que retrasó la llamada a los bomberos el día del incendio y contribuyó a que las llamas se propagaran sin la rápida intervención de los organismos de socorro.
La reto de la reconstrucción
El organismo que coordina las obras espera devolver la catedral de Notre Dame al culto y las visitas turísticas el 15 de abril de 2024, aunque el trabajo no estará terminado por completo y deberá superar complejas fases de reconstrucción y financiación.
“Ahora mi preocupación es conseguir una planificación rigurosa para fijar nuestro camino para la reapertura al culto en 2024”, indicó el general Jean-Louis Georgelin, coordinador de las obras, en un vídeo sobre la restauración retransmitido en redes sociales.
Las obras se enfrentan a tres grandes desafíos como la contaminación por plomo, la crisis sanitaria y la orden emitida por la prefectura que, debido al peligro, regula el número de personas que puede estar en la catedral.
La reconstrucción empieza por fin a vislumbrarse mientras termina la primera fase de consolidación, que habrá durado más de dos años y que tenía por objetivo retirar el andamio quemado de la aguja y que amenazaba con derrumbar el edificio, la evacuación del gran órgano, las pruebas de restauración en las capillas y la limpieza de las bóvedas.
De esta forma, el segundo semestre de 2021 marcará el inicio de la restauración propiamente dicha, aunque algunos trabajos ya han empezado como el protocolo para probar en la capilla de San Fernando y Nuestra Señora de Guadalupe el proceso de limpieza que se usará en las 24 capillas de la catedral el cual arrojo exitosos resultados.
También se ha hecho ya la selección y tala de los 1.000 robles cuya madera se usará para reconstruir la armazón del transepto y la aguja, los cuales fueron destruidos completamente por el incendio.
Los estudios para la reconstrucción, muy avanzados, han permitido zanjar la polémica sobre si realizar una intervención fiel a la versión original o añadir una apuesta contemporánea.
“No será un simple facsímil de la obra desaparecida. Fiel al diseño medieval, restituirá las reparaciones pertinentes en el plano estructural o patrimonial”, indica el organismo encargado.
La empresa Socra, responsable de la restauración de las estatuas de cobre de la aguja, que habían sido retiradas del techo días antes del fuego y se salvaron, ha retocado también el gallo que coronaba el pico de la construcción y que cayó al suelo durante el incendio, aunque sin sufrir daños importantes.
La catedral de Notre Dame ha recibido donaciones de todo el mundo por 833 millones de euros (casi 1.000 millones de dólares), una cantidad que puede resultar espectacular pero que podría no ser suficiente para el total de las obras y los gastos que quedan por cubrir, por lo que la demanda de donativos continúa.
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