Ser más espiritual sin ser religiosa es algo cada vez más común, de hecho un tercio de los estadounidenses se define de esa manera, según Pew Research. Muchos no se sienten cómodos etiquetándose y otros prefieren no adoptar los dogmas de una religión, pero quieren tener en sus vidas un sentimiento de que hay algo más grande que ellos.
Para esas personas, existen los autores como el neurocientífico Sam Harris, quien escribió el libro ‘Despertar: Una guía hacia la espiritualidad sin religión’, y que da algunos consejos elementales para llevar una vida espiritual sin tener que seguir ninguna religión, para lo que asegura que es esencial estar en el momento presente.
“Si estás perpetuamente enojado, deprimido, confundido y sin amor, o tu atención está en otra parte, no importará cuán exitoso seas o quién seas; no disfrutarás nada de eso”, señala.
Por eso es importante dedicar al menos 10 minutos diarios a traerte al momento presente y apreciar lo que está pasando en tu vida. Debido al vértigo del día a día, mucha gente es incapaz de reconocer que está disfrutando un buen momento hasta que ya es pasado.
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Puedes conectar con algo más grande que tú a través de la meditación, la contemplación de la naturaleza y, lo más importante, saliendo de tu ego y de ti mismo. Para Harris, la consciencia plena la alcanzas cuando dejas a un lado la ansiedad, la autocrítica, la ironía, el miedo a hacer el ridículo o la eterna competencia de querer ser mejor que los demás.
Para muchos, la espiritualidad consiste en servir a un propósito superior, por lo que conectar con otros, ayudarlos, ver cuál es el bien que puedes hacer en el mundo, son algunos de los pasos básicos para ser más espiritual.
Desconectarte del mundo material y ver la esencia de las personas es una práctica espiritual, mientras que para otros, ser más espiritual significa trascendencia, más allá del cuerpo que habitamos.
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Parte de la clave es que la mente, el cuerpo y el espíritu no están separados; lo espiritual se trata de conectar tu yo interior y exterior, creando espacio para el discernimiento y la autenticidad. Regresar constantemente, mirar hacia adentro, volver a centrarnos, mirar más allá de nosotros mismos.
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