La aparición de la pandemia del COVID-19 puso en evidencia la forma cómo la humanidad se ha relacionado con los animales y cómo este vínculo podría representar un riesgo con la aparición de enfermedades zoonóticas en el futuro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que es “probable” que un animal sirviera de intermediario en la transmisión del COVID-19, lo que confirma el papel de estos como reservorios de virus capaces de infectar al hombre.
Precisamente, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) ha estimado que el 60 % de las enfermedades infecciosas humanas son zoonóticas, es decir, se encuentran en primer lugar en otro animal.
De acuerdo con los expertos, un 70 % de las enfermedades emergentes como el ébola, el zika o la encefalitis de Nipah y casi todas las pandemias conocidas, como la influenza y el VIH / SIDA, tienen un origen zoonótico.
Es decir, que todas estas enfermedades han sido causadas por microbios de origen animal que fueron transmitidos a los humanos a través de nuestro contacto con la vida silvestre o el ganado.
Entre los agentes patógenos responsables de estas enfermedades, uno de cada seis sería un virus, un tercio una bacteria y otro tercio parásitos. El 10% son hongos microscópicos.
Por su parte, un equipo de científicos presentó un informe en el que advierten que la humanidad podría estar expuesta a entre 540.000 y 850.000 virus desconocidos de origen animal que tendrían la capacidad de provocar nuevas pandemias como la del COVID-19.
Así lo reveló la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) al explicar que las pandemias futuras surgirán y se propagarán en la población con una mayor frecuencia si la humanidad no cambia la forma como se relaciona con la naturaleza.
¿Por qué el murciélago es el sospechoso ideal?
Los murciélagos desempeñan un papel de reservorio para un gran número de virus que afectan a los seres humanos ya que los albergan sin enfermarse ellos mismos.
Algunos son conocidos desde hace mucho tiempo, como el virus de la rabia, pero muchos surgieron en estos últimos años, como el Ébola, el coronavirus del SRAS, el SARS-CoV-2 (COVID-19) y el virus Nipah, que apareció en Asia en 1998.
Ver más: Era de pandemias: la humanidad podría estar expuesta a unos 850.000 virus provenientes de animales
“Los murciélagos han sido siempre buenos reservorios para muchos virus, pero antes teníamos muy poco contacto con estas especies”, explicó Eric Fèvre, profesor de enfermedades infecciosas veterinarias en la Universidad de Liverpool (Reino Unido) y en el International Livestock Research Institute (Kenia).
De acuerdo con el experto, la reducción de selvas tropicales por el avance de las ciudades y las superficies cultivadas, combinada con los efectos del cambio climático, acercan estos animales a zonas habitadas y los empujan a “interactuar cada vez más con las poblaciones humanas” aumentando el riesgo.
El hurón, el visón y la comadreja
Los expertos también han identificado que otra familia de mamíferos como los mustélidos (tejones, hurones, visones, comadrejas…) también sería responsable de virus, y en particular de aquellas provocadas por coronavirus.
La civeta o gato de algalia ha sido señalada como el hospedador intermediario del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), que dejó 774 muertos en el mundo en 2002-2003. Si bien el coronavirus del SRAS fue hallado en algunas civetas, no está confirmado que este pequeño carnívoro cercano a la mangosta fuera quien transmitió el virus a los humanos.
Asimismo, la contaminación con COVID-19 en los criaderos de visones ha mostrado que esta especie podía ser infectada por seres humanos portadores, pero hasta el momento no se ha podido determinar si estos animales puedan transmitirlo a las personas.
El pangolín
Desde la aparición de la pandemia del COVID-19, los expertos han tenido al pangolín como el “posible hospedador intermediario” del virus debido a la cercanía de las secuencias genéticas del SARS-CoV-2 y un coronavirus que infecta al pangolín.
En ese sentido, este animal amenazado de extinción ha sido señalado por los científicos como un posible responsable de la transmisión del virus a las personas.
Lo cierto es que este mamífero de escamas es el hospedador natural de muchos virus, pero su papel en la transmisión del COVID-19 no ha sido establecido.
De hecho, el estudio publicado el lunes por expertos de la OMS y de China no permitió tampoco aclarar este punto, por lo que aún existen dudas sobre cómo se transmitió el virus a la humanidad.
“Entre los virus que proceden de estos dos mamíferos (murciélago y pangolín, ndlr) identificados hasta ahora, ninguno se parece suficientemente al SARS-CoV-2 para ser considerado su ancestro directo”, según los expertos.
El ecólogo de salud del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, Serge Morand, resaltó que tras un año de pandemia, la comunidad científica sique sin responder esta pregunta a pesar de que una proximidad genética tampoco bastaría como prueba.
“Son necesarias también hipótesis ecológicas, que nos expliquen cómo un pangolín pudo entrar en contacto con un murciélago: no fue desde luego en un mercado”, explicó Morand.
Los otros mamíferos
De acuerdo con el científico, desde un punto de vista histórico, nuestra carga viral procede esencialmente de animales de granja.
Por ejemplo, el virus del sarampión, hoy totalmente humano, surgió de la adaptación de un virus en la Edad Media que afectaba a los bovinos.
El cerdo también desempeña a menudo el papel de hospedador intermediario para los virus gripales y el Nipah y de hecho ya ha sido protagonista en varios virus en los últimos años.
Este animal, sensible a los virus humanos, también es propicio a las recombinaciones. Es probablemente lo que pasó durante la pandemia de H1N1 en 2009-2010, inicialmente calificada de “gripe porcina”, con un balance estimado de entre 152.000 y 575.000 muertos. La cepa del virus habría surgido de un cerdo portador a la vez de la gripe aviar y la gripe humana.
El virus de la rabia transmitido por los perros y los zorros infectados, diferente al de los murciélagos, es por su lado responsable de la gran mayoría de las 59.000 muertes anuales provocadas por esta enfermedad.
Entre los mamíferos salvajes, los grandes monos han servido de hospedador intermediario para el VIH (a partir del Virus de Inmunodeficiencia en Simios, o VIS) y para el Ébola.
La OMS también ha explicado que el dromedario parece ser “un gran hospedador reservorio del MERS-CoV y una fuente animal de infección en el hombre”, a pesar de que el papel que desempeñan esos animales en la transmisión del virus y el modo exacto de transmisión no se conocen.
Los roedores también son conocidos por ser los reservorios de muchos virus, entre ellos algunos responsables de epidemias en los seres humanos, como la fiebre hemorrágica de Lassa, endémica en varios países del oeste de África.
Las aves salvajes y domésticas
A pesar de que convivimos diariamente con este tipo de animales, las aves salvajes y domésticas han sido responsables de las grandes pandemias gripales ya que tuvieron directa o indirectamente un origen aviar.
Por ejemplo, la gripe española de 1918-1919, la gripe “asiática” en 1957, la gripe “de Hong Kong” once años más tarde, la gripe H1N1 en 2009 tuvieron su origen en las aves.
Otras dos cepas de gripe aviar, H5N1 entre 2003 y 2011, y luego H7N9 desde 2013, dieron lugar en Asia a contagios directos con las aves infectadas, o en casos muy raros de transmisión interhumana.
“Las aves salvajes también pueden representar un punto de partida de esas epidemias, y las aves de criadero desempeñan muy a menudo un papel de poblaciones amplificadoras”, explicó Eric Fèvre, al indicar que la densidad de los criaderos de aves genéticamente muy similares los vuelve muy “receptivos” al virus.
Asimismo, las mutaciones pueden favorecer la transmisión de estos virus aviares al ser humano, como en el caso del virus H5N8, presente en muchas granjas europeas desde hace algunos meses, y que fue detectado en Rusia en siete trabajadores de una planta de procesamiento de aves.
Los mosquitos y garrapatas
Aunque la palabra “zoonosis” se refiere a los animales vertebrados, los insectos como los mosquitos y los artrópodos como las garrapatas son vectores de numerosas enfermedades virales que afectan a los seres humanos.
La garrapata transmite sobre todo la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, mientras que los mosquitos transportan los virus responsables de la fiebre amarilla, chikunguña, dengue, zika e incluso el virus del Nilo occidental y la fiebre del valle del Rift.
Lo cierto es que factores como la contaminación, las malas condiciones sanitarias y nuestra cercanía con algunos mamíferos portadores pueden ser un factor fundamental para la transmisión de este tipo de enfermedades a través de mosquitos o garrapatas.
Una próxima pandemia latente
Un grupo de expertos de la ONU sobre biodiversidad (IPBES) advirtió a mediados de octubre que las pandemias “surgirían más a menudo” se expandirían más rápidamente y matarían a más gente en el futuro debido a que la humanidad está bastante expuesta a virus de origen zoonótico.
Según estimaciones publicadas en la revista Science en 2018, existirían 1,7 millones de virus desconocidos para los mamíferos y los pájaros, de los cuales entre 540.000 y 850.000 tendrían la “capacidad de infectar a seres humanos”.
Además, la expansión de las actividades humanas y las interacciones cada vez mayores con la fauna salvaje han aumentado considerablemente el riesgo de que los virus capaces de infectar a personas hallen un hospedador.
“No sabemos cuándo, cómo ni dónde surgirá la próxima pandemia. Pero antes que nada habría que repensar urgentemente nuestro vínculo con los animales salvajes y domésticos”, concluyó Serge Morand.
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