Aislinn Derbez conversó con la psicóloga Nilda Chiaraviglio sobre los cambios que consideran necesarios en la visión de maternidad y pidieron no abandonarse y dejar de existir como mujer para solo ser madre, porque sí es posible un equilibrio.
“Nuestra cultura alienta a que una ‘buena mujer’ es aquella que sufre, que tiene hijos y se sacrifica por ellos. Es común que las mujeres no sepamos cómo disfrutarnos y cuidar de nuestro bienestar… Esta es la oportunidad de darle la vuelta”, afirmó Derbez, en un episodio de su podcast ‘La magia del caos’.
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Cuando decides sacrificarte por tus hijos “les pones una factura encima”, señala la psicóloga. “Si yo sacrifico mi vida por ti, tú me la debes, entonces cuando estés grande te toca pagar la cuenta. Me vas a tener que cuidar y me vas a tener que mantener. A la criatura se le pone una factura encima muy difícil”, dijo.
“Nuestra cultura patriarcal nos dice que para ser verdaderas mujeres debemos tener hijos y sufrir”, explicó la psicóloga.
El resultado de esta actitud es que entre las mismas mujeres se critican cuando alguna se atreve a hacer algo diferente, como practicar el cuidado propio, irse de vacaciones, arreglarse, trabajar, estudiar, disfrutar la vida, dedicarse tiempo, lo que forma parte de la salud mental de todo ser humano, lo que Ainslinn Derbez comenta que ha vivido en carne propia.
La psicóloga declara que esto genera peleas, silencios incómodos y violencia, “porque si yo atropello mis valores intereses, deseos, proyectos personales, le voy a heredar a mis hijos una mamá que dejó de ocuparse de ser mujer y ser humana”.
Nuestra cultura está llena de comentarios de que “los hijos son de la madre” y que debes sacrificarte por tus hijos, comenta la psicóloga. “Estamos acostumbrados a que los papás no los cuidan y cuando ven a un padre que se ocupa de sus hijos se sorprenden”, explica.
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“El hijo es de los dos, es de la madre, no se apropien del hijo y lo dejen huérfano de padre. El padre a su vez siente que su hijo le quitó a su pareja. Una puede ser madre, mujer, ser humano y pareja a la vez”, declaró Chiaraviglio.
La prioridad siempre debe ser el equilibrio: ser madre, ser mujer, ser pareja, ser pariente y disfrutarlo todo. Nutrirse como ser humano de esas experiencias y relaciones, con un nivel de autonomía, de dar amor y compartirlo.
“Puedo dar amor porque lo tengo para mí y desde allí lo doy a mis hijos, mi pareja, mis intereses, mi trabajo. Es equilibrio, no es un asunto de que algo esté por encima de otro”, declaró. Ese equilibrio es la mejor herencia que dejarle a los hijos: la capacidad de hacerse responsable de sus propias necesidades y bienestar.
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