Una ducha con agua tibia es uno de los momentos más relajantes para cualquiera, pero cuando se trata de bienestar, quizás te podrían convenir más las duchas frías.
De acuerdo a un artículo de Healthline, la terapia con agua o hidroterapia ha sido usada durante centenares de años para aprovechar la respuesta del cuerpo a las situaciones ambientales extremas, mejorando la resistencia al estrés.
Aclaran que, aunque las duchas frías no son en sí mismas un remedio, sí reportan ciertos beneficios para la salud, como mejorar los síntomas de la depresión. Para este efecto, es recomendable tomar duchas frías de cinco minutos dos o tres veces por semana.
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Aseguran que las duchas frías funcionan como un especie de electroshock natural, pues manda impulsos eléctricos al cerebro, aumentando la claridad y la energía, ayudando además a la liberación de endorfinas.
Para saber cuál es la temperatura ideal, definen el agua fría como aquella que está por debajo de los 21 grados celsius o 70 farenheit.
Tomar duchas frías hace que nuestro cuerpo trabaje más para mantener la temperatura a un nivel adecuado y por ello revitaliza el sistema circulatorio.
Esta es la clave detrás de otro beneficio del agua fría, pues nuestro cuerpo está diseñado para habituarse al entorno, y si frecuentemente te bañas con agua fría vas a desarrollar resistencia que te va a ayudar a combatir enfermedades comunes como la gripe, detalla Healthline.
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Aseveran que las duchas frías no sustituyen bajo ninguna circunstancia los tratamientos o el consejo médico y que deben ser tomadas con precaución.
Lo recomendable es ir aumentando la tolerancia al frío progresivamente y por supuesto, cuidar de que no exista una contraindicación médica o una condición en la que sean contraproducentes las duchas frías.
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