Las autoridades y científicos de Islandia están a la expectativa ante la posibilidad de que la gran actividad sísmica que se viene presentando en el país pueda despertar una zona volcánica que ha estado dormida durante más de 800 años.
Los vulcanólogos islandeses intentan desentrañar los misterios de una inusual actividad sísmica y volcánica cerca de Reikiavik ante una posible erupción, ya que en solo una semana se llegaron a registrar cerca de 20.000 temblores.
En ese sentido, los expertos vienen analizando el pequeño monte volcánico Keilir y sus alrededores para saber si la lava saldrá o no en una explosión a la superficie.
Una de las hipótesis que se maneja es que es esta actividad sísmica estaría directamente relacionada con flujos de magma.
“Esto debe tomarse siempre en serio”, explicó Thorbjorg Ágústsdóttir, sismólogo de la institución estatal de investigación geocientífica ISOR.
Los análisis preliminares dan cuenta de que el magma se encuentra a solo un kilómetro de la superficie. “Está muy cerca”, reconoció Thorvaldur Thórdarson, vulcanólogo de la facultad de Ingeniería y Ciencias Naturales de la Universidad de Islandia.
Los expertos creen que una posible erupción podría producirse a través de una fisura entre el monte Keilir y la montaña Fagradalsfjall, en una zona deshabitada y que no presentaría un riesgo para la población.
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El profesor de investigación de geofísica en la Universidad de Islandia, Pall Einarsson, le explicó al The New York Times que este fenómenos se está produciendo porque dos placas tectónicas se están alejando entre sí creando unas condiciones favoraBles para que el magma salga a la superficie.
“Es posible que estemos entrando en un nuevo período activo en la península. Parece que hay comida para alguna erupción”, indicó Einarsson, al resaltar que de los cinco volcanes que están en la zona de Reykjanes se ha observado gran actividad de magma en tres de ellos desde diciembre de 2019.
Por su parte, el vulcanólogo de la Universidad de Lancaster, Dave McGarvie, explicó a través de un artículo en el portal The Conversation, que de darse una posible erupción se presentarían unas corrientes de lava de movimiento lento que alimentarán los cráteres de los volcanes provocando explosiones suaves.
“Las erupciones en el suroeste de Islandia son de un tipo de roca fluida llamada basalto…. Es muy poco probable que las corrientes de lava que fluyen desde el área dañen alguna propiedad en los caminos previstos, pero si la lava llega al mar, cortará algunas carreteras”, aseguró McGarvie.
Unas señales de alerta
Desde hace más de un año los expertos han observado indicios de reactivación en la zona, pero fue un terremoto de magnitud 5,7 grados registrado el pasado el 24 de febrero lo que ha aumentado el temor sobre un posible acontecimiento volcánico de gran magnitud.
Desde entonces, se detectaron casi 34.000 temblores en la península de Reykjanes en la red sísmica del instituto meteorológico de Islandia, la mayor cantidad desde que se inició la vigilancia digital en 1991.
Tras dos días de calma, la actividad sísmica se intensificó nuevamente en horas de la noche. “Esto puede ocurrir en fases”, advirtió Sara Barsotti, coordinadora de riesgos volcánicos.
Al ser la mayor y más activa región volcánica de Europa, Islandia cuenta con una excepcional red de vigilancia en su territorio. Sin embargo, sigue habiendo misterios, sobre todo cuando la última erupción en esta región del suroeste de la isla remonta al siglo XIII.
“No sabemos cómo se preparan para una erupción los sistemas volcánicos de la península de Reykjanes. ¿Qué tipo de señales precursoras se asocian? ¿Cuánto tiempo tarda? No lo sabemos porque nunca hemos podido medirlo”, admitió Thorvaldur Thórdarson.
La única certeza que tienen los vulcanólogos es que, de producirse una erupción, se trataría de un flujo de lava limitado y con poca ceniza la cual no afectaría la operación aérea de Europa.
“Las erupciones en esta zona suelen ser bastante leves”, afirmó Einarsson, quien resaltó que no hay que temer un escenario similar al del famoso volcán islandés Eyjafjallajökull, cuyas prodigiosas explosiones y lanzamiento de cenizas en 2010 paralizaron el tráfico aéreo durante varias semanas en Europa.
Las pruebas geológicas demuestran que la pequeña península se asienta sobre cinco sistemas volcánicos, que parecen cobrar vida de forma coordinada cada 800 años en promedio.
Sin embargo, el último periodo de actividad volcánica en la región abarcó tres siglos, con varias erupciones que, en ocasiones, duraron más de una década.
“Es posible que nos dirijamos a un nuevo periodo de erupciones en la península de Reykjanes”, afirmó Thorvaldur Thórdarson.
Hasta hace unos meses era el Grímsvötn, bajo el glaciar Vatnajökull en el sur de la isla, el que estaba en boca de todos. Los científicos habían indicado a mediados de 2020 que el volcán más activo de Islandia se estaba preparando para su próxima erupción pero aún no se ha producido.
De esta forma, los islandeses están a la expectativa de lo que pueda ocurrir con esta zona volcánica del país y si esto podría tener consecuencias para su población.
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