Las vacunas producidas y desarrolladas en China se han convertido en una fuente de salvación y ayuda para decenas de países, especialmente pobres, en el mundo, en medio de la alta demanda dosis para combatir la enfermedad.
Una investigación de la agencia AP ha podido establecer que la campaña diplomática de China a partir de las vacunas ha sido un sorpresivo éxito, ya que se comprometió a distribuir unos 500 millones de dosis entre más de 45 países en el mundo.
Cuatro de los laboratorios que producen la vacuna en China ya han generado al menos 2.600 millones de dosis este año, garantizando que buena parte de la población mundial sea inoculada no con las publicitadas vacunas occidentales, sino con la más modesta vacuna china, producida con métodos tradicionales.
Precisamente, estas vacunas se han convertido en la fuente de esa esperanza para un país como Chile y otras decenas de naciones que han visto cómo los aviones han aterrizado con miles de estas dosis chinas en un mayor volumen que las de otras farmacéuticas.
En ese sentido, el recuento de la AP estableció que ya se comenzaron las inoculaciones en más de 25 países y las vacunas ha sido entregadas a otros 11, según los informes independientes de esas naciones y en anuncios oficiales y de las empresas.
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Este éxito ayuda un poco a borrar la mala imagen y la desconfianza generada por el manejo inicial de la pandemia por parte de China, el país donde se originó el brote a finales de 2019.
“Estamos presenciando una diplomacia de vacunas. China está a la vanguardia en la producción de vacunas, que pone a disposición de otros”, comentó Krishna Udayakumar, fundadora y directora del Centro Global de Innovación en la Salud de la Universidad de Duke.
China dice que está “ayudando con vacunas” a 53 países y que las exporta a 27, pero no quiso suministrarle la lista de naciones que la reciben a la AP.
El gigante asiático niega estar haciendo diplomacia con vacunas y un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que Beijing considera las vacunas “un bien público mundial”. Asimismo, algunos expertos chinos rechazan la conexión entre la exportación de vacunas y esfuerzos por mejorar la imagen del país.
El acaparamiento de vacunas en países ricos
China se está enfocando en países de bajos o medianos ingresos que ven cómo las naciones ricas acaparan la mayoría de las costosas vacunas producidas por laboratorios como Pfizer y Moderna.
A pesar de algunas demoras, China se ha aprovechado de la lenta distribución de vacunas por parte de laboratorios de Estados Unidos y Europa, en donde se han registrado algunos inconvenientes en temas logísticos y de producción.
Igual que otras naciones, Chile recibió menos dosis de la vacuna de Pfizer de las que le habían prometido. La empresa china Sinovac respondió rápidamente y le suministró 4 millones de dosis.
Chile y las demás naciones de bajos y medianos ingresos tienen pocas opciones. Un estudio de la Universidad de Duke reveló que la distribución de vacunas a nivel mundial ha sido dominada por los países ricos, que acapararon 5.400 millones de las 7.800 millones de dosis adquiridas en todo el mundo.
Las vacunas chinas, que pueden ser almacenadas en refrigeradores normales, resultan atractivas para naciones que pueden tener problemas para conservarlas en temperaturas extremadamente bajas, como requieren la de Pfizer y otras vacunas.
En ese sentido, las vacunas de Sinovac y Sinopharm son producidas con tecnología tradicional, en la que un virus vivo es eliminado y luego purificado, generando una respuesta del sistema inmunológico.
Algunos países la consideran más segura que las producidas con una tecnología más nueva que circula en Occidente y que le apuntan a una espícula viral, a pesar de la falta de información acerca de la confiabilidad de las vacunas chinas.
China está ofreciendo vacunas incluso a países como Serbia y Hungría, lo que constituye una importante victoria geopolítica en Europa central y los Balcanes, donde Occidente, China y Rusia tratan de ganar influencia política y económica. Por ejemplo, Hungría es el primer país de la Unión Europea que recurre a la vacuna china.
La diplomacia de las vacunas será exitosa siempre y cuando las vacunas funcionen, y en ese terreno todavía hay algunas dudas hacia futuro.
“Hay poca información disponible sobre la vacuna china, comparado con las otras vacunas”, expresó Ahmed Hamdan Zayed, un enfermero de Egipto que superó su resistencia inicial y se hizo vacunar con la de Sinopharm.
La compañía Sinopharm dice que su vacuna tiene una efectividad del 79%, según ensayos clínicos internos.
Por su parte, las autoridades de Brasil revisaron la eficacia de la vacuna Sinovac, rebajándola del 78% al 50% tras incluir infecciones leves.
Un panel de expertos en Hong Kong publicó información entregada por Sinovac a los reguladores sanitarios según la cual la efectividad era del 50 %.
Las autoridades sanitarias dicen que cualquier vacuna con una efectividad de al menos el 50% es útil siempre y cuando tengan una alta efectividad para prevenir los casos graves y muertes por el COVID-19.
La gravedad de la pandemia hace que los países ignoren las dudas que puedan tener acerca de la vacuna china, la cual se ha convertido en una de los biológicos más disponibles, mientras que las grandes farmacéuticas tratan de cumplir con sus compromisos.
“Las vacunas, sobre todo las producidas en Occidente, están reservadas para los países ricos. Teníamos que asegurarnos una vacuna. Cualquier vacuna”, aseguró un funcionario egipcio que pidió no ser identificado para hablar del tema.
De esta forma, en medio de la alta demanda de vacunas en el mundo, China trata de sacar adelante un ambicioso plan con el que aspira a convertirse en el gran distribuidor del fármaco para combatir el COVID-19 en los países en desarrollo y de ingresos bajos.
La gran capacidad de producción de vacunas de China y su rapidez a la hora de distribuirlas han seducido a Latinoamérica, donde más de una docena de países ya han recibido o esperan sus primeras dosis de las vacunas del gigante asiático.