La organización internacional Save the Children alertó en un informe que los niños de todo el mundo han perdido más de un tercio de un año escolar debido a la pandemia, por lo que pidió una acción urgente de los gobiernos para evitar “un impacto irreversible” en sus vidas.
“Casi un año después de la declaración oficial de la pandemia mundial, cientos de millones de niños siguen sin ir a la escuela”, indicó Inger Ashing, directora general de Save the Children, al pedir que su regreso a las aulas sea una prioridad.
En el informe se analizaron los datos de 194 países y se pudo establecer que en el pico de la pandemia el 91% de los niños del mundo estaban sin escolarizar. Además, se ha podido determinar que los niños han perdido 74 días de escuela, más de un tercio de los 190 días de un curso escolar estándar.
Los análisis estiman que los días sin educación de todos los menores afectados ascendieron en total a 112.000 millones a nivel global, una cifra que esconde una acusada brecha entre zonas geográficas de diferentes niveles de desarrollo.
La organización también resaltó que el cierre de escuelas ha aumentado las diferencias entre países ricos y pobres, pero también dentro de los países, entre familias acomodadas y sin recursos, urbanas y rurales, niños refugiados y no refugiados, niños discapacitados y no discapacitados.
Por ejemplo, en Estados Unidos más de 15 millones de alumnos, desde el jardín de infancia hasta la secundaria, no tenían suficiente conexión a internet para seguir la educación a distancia al principio de la pandemia del COVID-19.
Los niños del sur de Asia, América Latina y el Caribe, por ejemplo, perdieron cada uno 110 días de educación, casi el triple que los estudiantes de Europa Occidental (38 días) y más del doble respecto a otras zonas de Europa y de Asia (unos 46 días).
En el África subsahariana, el tiempo desaprovechado fue de 69 días, mientras que en Oriente Medio la cifra escaló hasta los 80 días, contados desde febrero de 2020, cuando se decretó por primera vez el cierre de colegios en varios países del mundo para frenar el avance del COVID-19.
Save the Children también explicó que, además de perder días de aprendizaje, los menores no escolarizados corren un mayor riesgo de sufrir trabajo infantil, matrimonio infantil y otras formas de abuso contra la niñez.
La falta de acceso a la educación afectó especialmente a los niños refugiados, con discapacidades, de familias vulnerables o en zonas rurales, una problemática que Save the Children alerta que no es exclusiva de países en vías de desarrollo.
A tres meses de la cumbre del G7, que se celebrará en junio en el Reino Unido, esta organización aboga porque “los líderes mundiales den prioridad a que los niños vuelvan a la escuela de la forma más segura posible, especialmente las niñas”.
También pide a los gobiernos y donantes que ayuden a la Asociación Mundial para la Educación a alcanzar su objetivo de recaudar 5.000 millones de dólares para 2025.
“Necesitamos un plan de recuperación sustancial para reabrir las escuelas en condiciones de seguridad, centrándonos en los más desfavorecidos”, indicó la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.
De acuerdo con la funcionaria, los cierres prolongados y repetidos de centros educativos “deben ser el último recurso y su reapertura una prioridad” para todos los gobiernos del mundo.
En los Estados Unidos, más de 15 millones de estudiantes de colegios públicos carecían de conexión a internet para la educación a distancia, según la ONG, una proporción superior a la de casi todos los países europeos, exceptuando Bulgaria y Rumanía.
América pierde un año escolar
El impacto de la pandemia en América ha hecho que los niños tengan un retroceso en su escolaridad debido a que los confinamientos han sido, por lo general, más largos en los países de la región, la cual es la más afectada por la pandemia en el mundo.
“Las consecuencias para los jóvenes es que habrá un retroceso en su progreso escolar”, señaló Victoria Ward, directora de Save the Children en América Latina y el Caribe, quien advierte que todo un curso de parón educativo puede tener un impacto “enorme” a nivel económico.
A pesar del afán de los gobiernos para garantizar la educación a distancia, las medidas decretadas resultaron insuficientes por la falta de acceso a internet, que ha expuesto a muchos niños “a la violencia de la calle, a la violencia intrafamiliar y a trastornos emocionales”.
De acuerdo con la experta, para mitigar estos efectos es necesario que los niños regresen a las aulas e impulsar programas de incentivos económicos para las familias vulnerables y desplegar campañas enfocadas a las niñas, porque “son ellas las que no regresan cuando hay cierres prolongados”.
En ese sentido, la organización estima que los niños han sido los grandes olvidados en América Latina durante la crisis del coronavirus, que “como empezó afectando a adultos mayores, hizo perder de vista los grandes problemas que iba a causar para la niñez”.
“Revertir esta situación de déficit educativo requerirá que los gobiernos planifiquen de la mano de la comunidad internacional inversiones en educación y protección social, de modo que no se pierda la oportunidad de mejorar los sistemas educativos”, concluyó Ward.
Finalmente, los expertos han estimado que el cierre de las escuelas ha llevado por primera vez a una generación de más de 1.600 millones de estudiantes a interrumpir su educación, afectando su desarrollo y aumentando los riesgos a los que se ven expuestos en sus países.