Las autoridades de Cuba anunciaron que a partir de marzo iniciarán la tercera fase de ensayo clínico de sus dos vacunas para el COVID-19, por lo que podría convertirse en el primer país Latinoamericano en desarrollar un inmunizante probado frente al coronavirus.
Los directivos y científicos que participan en el proyecto destacaron los buenos resultados de las primeras dos fases y además anunciaron que ya se está produciendo a escala industrial la vacuna más avanzada denominada como ‘Soberana 02’.
Precisamente, Cuba tendría la capacidad de fabricar 110 millones de dosis de esta vacuna en 2021, a las que se sumarían otro número no determinado de su segunda candidata ‘Abdalá’.
“La apuesta cubana es tener vacunas muy eficaces, la segunda apuesta es que son vacunas muy seguras, la tercera es que no tienen la limitación del número de dosis que se pueden aplicar, usted puede volver a inmunizar a los seis meses si fuera necesario, esto para las nuevas mutaciones”, indicó Vicente Vérez, director del Instituto Finlay que lidera el proyecto.
De acuerdo con el experto, la vacuna ‘Soberana 02’ es de aplicación intramuscular y combina el antígeno del virus y un toxoide tetánico. Además, también emplea hidróxido de aluminio para estimular la respuesta del sistema inmune.
El director resaltó la eficacia, seguridad y la potente respuesta inmune demostrada en las fases previas de los ensayos clínicos de este candidata a vacuna, por lo que es la que más avances tiene hasta el momento.
Sin embargo, Cuba también tiene otras otras dos vacunas en estudio, ‘Mambisa’ y ‘Soberana 01’ por lo que los investigadores explicaron que ninguna trabaja a partir de virus vivos sino de partes de estos, lo que además de ser más seguro permite varias inoculaciones y una cadena de frío no tan estricta.
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Las ‘Soberana 01 y 02’ se basan en el procesamiento de células de mamíferos superiores y fueron desarrolladas por el Finlay y el Centro de Inmunología Molecular (CIM).
Por su parte, las vacunas ‘Abdalá’ y ‘Mambisa’, esta última de aplicación intranasal, funcionan a partir de levaduras procesadas por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) para combatir la enfermedad desde las primeras etapas de contagio.
“Son dos productos -la Abdalá y la Mambisa por un lado y las Soberanas por el otro- con tecnologías diferentes para un mismo propósito”, explicó Jorge Luis Vega, director de producción del CIGB.
La experiencia de Cuba
Cuba tiene un importante desarrollo científico estatal formado en los años 80 que investiga y produce muchos de los medicamentos que necesita para su mercado interno, incluido el 80 % de las vacunas de su programa nacional de salud que es gratuito.
El país centroamericano tiene una amplia experiencia de más de 30 años en el desarrollo de sus propias vacunas ante las condiciones políticas, sociales y económicas que ha tenido que enfrentar tras el embargo de Estados Unidos impuesto en 1962.
Los expertos indicaron que ante la urgencia por la propagación del nuevo coronavirus el plan de la isla se basó en analizar un conjunto de candidatos a vacuna a la vez.
Los científicos del proyecto indicaron que los resultados de las primeras dos fases -que se enfocan en la seguridad del producto- fueron publicados en dos artículos en páginas especiales para que sus pares los revisaran tal como estableció la comunidad internacional de especialistas ante el COVID-19.
La tercera fase de la Soberana y la Abdalá comenzará entre el 3 y el 8 de marzo, informó Eduardo Ojito, director del CIM, lo que significa que personas en la isla comenzarán a recibir dosis.
En esta fase también se analizará si es necesario aplicar una tercera dosis para reactivar la vacuna o si es posible combinar la Soberana 02 con alguna otra para obtener una inmunidad de más largo plazo.
Finalmente, el director de BioCubafarma, Eduardo Martínez, la empresa estatal que comercializa los medicamentos cubanos, reconoció que en el mundo hay un interés por las vacunas y la isla negocia con algunos países, pero rechazó dar más detalles sobre estos acuerdos.
El país centroamericano cuenta con una reconocida industria biotecnológica y farmacéutica que incluye vacunas contra enfermedades como la meningitis, el cáncer de pulmón (terapéutica) y los tumores sólidos, entre otras.
De esta forma, Cuba no ha adquirido dosis en el mercado internacional ni forma parte de los 33 países latinoamericanos que se han sumado al mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para favorecer un acceso equitativo a las vacunas para naciones de ingresos medios y bajos.
Finalmente, la isla espera ser el primer país en América Latina en desarrollar y tener aprobada una vacuna contra el COVID-19 con la que espera inmunizar a toda su población y posteriormente exportarla a otros naciones.
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