Los hipopótamos del narcotraficante Pablo Escobar se han convertido en un dolor en cabeza para las autoridades ambientales en Colombia, ya que se vienen reproduciendo sin control y se han convertido en una amenaza para los pobladores y la fauna local.
Los expertos se enfrentan al dilema de sacrificarlos o esterilizarlos, a pesar de los grandes costos y retos logísticos que representa. Pero una vacuna de inmunocastración parece ser una alternativa para controlar su población, aunque hasta ahora se viene evaluando.
En medio de la cordillera, la que fue la hacienda de Pablo Escobar albergó cantidades de canguros, jirafas, elefantes y otras especies exóticas, un verdadero zoológico de animales importados ilegalmente que fue la máxima ostentación que hizo durante su reinado como capo del narcotráfico.
La historia de estos hipopótamos se remonta a 1981 cuando Escobar importó los primeros cuatro ejemplares para que formaran parte de su colección de animales exóticos de la Hacienda Nápoles.
Tras cerca de 30 años de la muerte del extinto capo, sus animales no dejan de generar controversia ya que durante los últimos años se han reproducido sin control.
Su número fue aumentando y también su hábitat, pues algunos se escaparon de la hacienda y se instalaron a sus anchas en la región del Magdalena, donde empezaron los avistamientos y los encontronazos con los lugareños, que solo conocían a estos animales por los libros de ciencias naturales o documentales.
En ese sentido, los esfuerzos de las autoridades ambientales no han servido y en la actualidad se estima que la población aumentó de 35 a entre 60 y 80 hipopótamos en los últimos ocho años, los cuales andan a la deriva en la región del Magdalena Medio.
Paradójicamente mientras el hipopótamo africano está en la “lista roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie en peligro de extinción debido a que han venido disminuyendo por la cacería en África, las poblaciones de los de Colombia están creciendo.
No hay depredador alguno en el Magdalena que pueda devorar a este megaherbívoro y los nativos no parecen estar interesados en su caza, como ocurre en África.
Se pueden convertir en miles
Un grupo de científicos ha advertido que los hipopótamos comprometen la biodiversidad de la zona y podrían matar a los habitantes de la región. Sin embargo, una de las mayores preocupaciones es que si no se hace nada para controlar su población se estima que para el 2035 podría haber unos 1.500 hipopótamos en esta región de Colombia.
Ante este complejo escenario, muchos expertos han planteado la posibilidad de sacrificarlos debido a que se trata de una especie invasora que ha encontrado en el valle del río Magdalena uno de sus lugares perfectos porque no tienen una especie que los deprede y controle naturalmente en la cadena alimenticia.
A pesar de ser animales peligrosos, los hipopótamos del Magdalena Medio son vistos en general con simpatía en pueblos de la zona, que los utilizan como atractivo turístico, aunque también hay personas que expresan su temor a que destrocen los cultivos o las barcas y aparejos de los pescadores.
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Precisamente, este particular cariño sorprende a muchos extranjeros debido a la peligrosidad de estos animales, que en África causan más muertes que ningún otro animal salvaje. Aquí los niños están acostumbrados a pasar junto a un cartel que dice “Peligro – Presencia de Hipopótamos” cuando van a la escuela.
“Creo que representan uno de los grandes retos de especies invasoras que hay en el mundo”, expresó Nataly Castelblanco Martínez, ecóloga de la Universidad de Quintana Roo, México, y una de las autoras de un estudio que hizo esa institución.
La idea de sacrificar a estos animales ha recibido algunas críticas y es previsible que lleguen más. Hubo mucho revuelo cuando tres hipopótamos se escaparon de la hacienda de Escobar y causaron problemas. Uno de ellos fue matado por un cazador.
Los expertos dicen que los esfuerzos del gobierno por controlar la reproducción de los animales mediante esterilizaciones no bastan.
“Todo mundo pregunta: ¿por qué pasa esto? Pues imagínate un pueblo de 50 personas y le haces la vasectomía a un señor y dentro de dos años a otro señor. Eso obviamente no controla la reproducción de toda la población”, explicó Castelblanco Martínez.
Su impacto ambiental
Los científicos empezaron a enfocarse en la reproducción de estos animales el año pasado, después de que uno de los hipopótamos persiguiera e hiriera de gravedad a un campesino. Su estudio fue publicado por el periódico Biological Conservation en enero.
Otro estudio del año pasado de investigadores de la Universidad de California, de San Diego, comprobó que los hipopótamos están alterando la calidad del agua en la que pasan buena parte de su tiempo y defecan.
A medida que su población aumenta, pueden terminar desplazando a animales nativos como el manatí antillano, según Castelblanco Martínez.
En la década de 1980 Escobar trajo tres hembras y un macho a su Hacienda Nápoles, de 2.225 hectáreas. Después de su muerte en un tiroteo con las autoridades en 1993, la mayoría de los animales exóticos fueron reubicados o fallecieron. Pero los hipopótamos fueron abandonados por el costo y los problemas logísticos que planteaba el transporte de animales de tres toneladas por una zona donde reinaba la violencia.
Los hipopótamos encuentran un hábitat favorable entre Medellín y Bogotá. Viven en los alrededores del río Magdalena y pasan la mayor parte del tiempo en lagos y otras fuentes de agua. De noche disponen de grandes extensiones para pastar. A diferencia de lo que ocurre en África, no deben lidiar con depredadores naturales en Colombia.
“Hace unos diez años nos damos cuenta de que tenemos una población gigante de hipopótamos. Empezamos por conocer primero cómo estaba constituida la población, ver si había una solución inmediata”, expresó David Echeverri López, investigador de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (CORNARE).
De acuerdo con el experto, la mejor solución sería sacrificar a los animales pero agrega que su personalidad “magnética” y las regulaciones existentes no lo permiten.
El gobierno prohibió la caza de hipopótamos después del revuelo causado por la matanza de uno y la difusión de una foto de soldados posando con el animal muerto, como si fuese un trofeo de caza.
Los retos de la esterilización
Las autoridades ambientales han decidido esterilizarlos, pero ese es un proceso complejo y costoso ya que hay que encontrar la forma de hacer que el animal entre en un enorme corral metálico para ser sedado.
Además, también representa un enorme reto para el equipo de expertos que debe pasar tres horas haciendo incisiones en la gruesa piel de los animales y tratar de encontrar los órganos reproductivos.
La veterinaria Gina Serna Trujillo, que ya ha realizado varias esterilizaciones, explicó que cada procedimiento cuesta unos 8.500 dólares, una suma muy alta para la dependencia del gobierno a cargo de los animales.
En ese sentido, algunos recursos han salido de los productores de un documental que financiaron una intervención en el 2019 y se espera que otra producción hará lo mismo en 2021, debido a que en el 2020 no hubo esterilizaciones por la pandemia del coronavirus.
La entidad Cornare ha realizado 10 esterilizaciones y reubicó a cuatro hipopótamos jóvenes en varios zoológicos en Colombia. Además, otros parques naturales de otros países han expresado su interés por los animales pero las trabas burocráticas se han convertido en el gran obstáculo.
Sin embargo, este año los expertos de esta entidad ambiental esperan ensayar otro tipo de esterilización con sustancias químicas suministradas en una vacuna y que funcionó en cerdos.
La científicos reconocen el gran atractivo de los hipopótamos pero alerta que el debate en torno a su futuro en Colombia no debe basarse en los sentimientos que generan los animales y por eso se debe buscar soluciones efectivas para este gran dilema ambiental que representan.
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