Puede parecer confuso, pero en la ciudad de Salta, Argentina, una jueza falló a favor de darle la custodia de un niño a sus padres muertos, una pareja que había querido adoptarlo en vida, lo que constituye una adopción post mortem.
Según explica Infobae, la jueza emitió el fallo porque de esta manera se garantiza que el niño quede con la familia extendida de la pareja, la abuela y otros familiares, con quienes ya ha establecido lazos de afecto.
El niño llegó a la vida de la pareja el 14 de agosto de 2011, desde entonces tuvieron su guardia judicial y lo trataron como a un hijo, de acuerdo a los papeles del juzgado. Desafortunadamente, la madre murió en noviembre de 2018.
Sin embargo, el padre reiteró que quería continuar con el proceso de adopción del pequeño, pero él también falleció en mayo de 2020. Como resultado, el niño quedó al cuidado de su abuela de 74 años, y sus tíos y primos.
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Para evitar que el niño sufriera, además de la pérdida de sus padres, el desarraigo de única la familia que ha conocido durante años, el Juzgado de Primera Instancia de Personas y Familia de Salta sentenció la adopción a favor de los padres fallecidos, y la custodia será ejercida por la abuela materna.
Le garantiza familia y derechos patrimoniales
No es el primer caso de adopción post mortem en Argentina, pues el año pasado se emitió una sentencia a favor de una mujer que falleció y venía criando sola a una niña en la localidad de Misiones, de tal manera que la custodia quedó en manos de la hermana de la fallecida.
La figura de adopción post mortem no solo busca que los niños se queden en el seno de su familia, sino que garantiza sus derechos patrimoniales, de herencia, sucesión y demás recursos que les permitan legalmente su sustento económico.
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El requisito es que sea inobjetable que las personas hayan manifestado querer adoptar al menor de edad antes de fallecer, como es el caso de esta pareja de Salta.
De acuerdo a lo que declaró la abuela de 74 años, el niño tiene muchos amigos, juega al fútbol y al rugby y está completamente integrado a su familia, que lo consideran un primo, sobrino y nieto.
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