El mundo se enfrentará en los próximos meses a un importante reto con el objetivo de implementar la vacunación contra el coronavirus, para lo cual necesitará una compleja maquinaria y procesos en los países para facilitar el transporte y aplicación de la vacuna para el COVID-19.
“Lo que nos preocupa es si los países están listos para lanzar la vacunación a este nivel”, indicó Thomas Cueni, director general de la Federación Internacional de Farmacéuticas.
Los ensayos clínicos de tres candidatas a vacunas han mostrado que tienen una alta eficacia y son seguras, por lo que estos resultados ya vienen siendo revisados por los principales organismos reguladores del mundo para que aprueben su uso de emergencia.
Las expertos creen que el mundo podrá contar a mediados de diciembre con las primeras dosis pero el mayor reto se tendrá a lo largo de 2021, cuando las farmacéuticas pondrán sus capacidades de producción al máximo para suministrar estas anheladas vacunas que permitan poner fin a la pandemia.
Los protocolos
La Federación Internacional de Farmacéuticas afirmó que la aprobación de las vacunas contra el COVID-19 “podría ir rápido” pero cuestionó si el mundo haya avanzado lo suficiente en los detalles prácticos de una distribución global de una o más vacunas en las próximas semanas o meses.
“¿Estamos listos en términos de empaquetado y prospectos, en cómo manejamos los distintos requisitos nacionales y qué pasa con las fechas de vencimiento?”, se preguntó Cueni.
De acuerdo con el director del gremio de las farmacéuticas, la avalancha y apremiante necesidad de dosis de estas vacunas requiere que los países se hayan preparado logísticamente no solo para transportarlas sino también para llevar a cabo las vacunaciones en zonas remotas y que tienen complejos problemas de acceso.
“Lo que quiero decir es que si queremos distintos empaquetados y folletos para 195 países, francamente puede formarse un cuello de botella que ni siquiera hemos discutido”, indicó.
Los plazos y capacidad de producción
Asumiendo que a principios de diciembre las farmacéuticas reciban el visto bueno para una o más vacunas bajo estudio, Cueni comentó que las cifras que se manejan dentro de la industria indican que podrían producirse hasta 40 millones de dosis antes de que termine el 2020.
En vista de que las tres vacunas más prometedoras requieren dos dosis, la estimación es que se requeriría entre 12.000 millones y 15.000 millones de vacunas para inmunizar a la población mundial.
La vacuna que más se produce actualmente está muy lejos de esas cifras y es la que inmuniza contra la poliomielitis: 450 millones de dosis anuales.
De acuerdo con Cueni, la capacidad de producción de vacunas a nivel mundial es de 3.000 millones a 5.000 millones, y la opción de nuevos sitios de producción no es realista ya que una planta de vacunas requiere entre tres y cinco años de trabajos.
No obstante, el director de la Federación de farmacéuticas opinó que aumentar -hasta doblar o triplicar- la capacidad actual está dentro de lo posible debido a que se aumentó con anticipación la producción de viales, jeringas y otros materiales requeridos en una campaña de vacunación contra el coronavirus.
El representante de la industria mencionó que una compañía como Pfizer sería capaz de producir hasta 1.300 millones de dosis en un plazo de doce a catorce meses y que “compañías comparables podrían asumir volúmenes similares”.
Ante la inminencia de que las vacunas empiecen a ser producidas, los países deben incorporar a su preparación la sensibilización de la población, en vista de la desconfianza que existe ante vacunas desarrolladas en diez meses, frente a los 4 años que fue el récord anterior y que corresponde a la vacuna contra el ébola.
Las autorizaciones
Aunque el mundo entero está esperando con ansias la vacuna que detenga una pandemia que ya ha causado 60 millones de casos y más de 1,4 millones de muertos, Cueni aseguró que los organismos responsables de las autorizaciones no deben actuar con presura y evaluar los resultados de ensayo clínico con mesura y profundidad.
Además de seguridad y eficacia en general, esas entidades deberán valorar la efectividad de las candidatas en subgrupos de población, sea por edad, etnicidad y género, así como en personas con enfermedades preexistentes.
Sin embargo, uno de los aspectos que genera incertidumbre es que tampoco se sabe la duración que tendrá la inmunidad y si ésta sería útil no solo para proteger al individuo vacunado, sino también para evitar que transmita el virus del COVID-19 a otros.
Lo cierto es que la mejor noticia sería que en los próximos meses otras vacunas también sean aprobadas porque esto podría ampliar los grupos de población a los que se podría beneficiar.
Sin embargo, los países, las farmacéuticas y organizaciones se enfrentan a un reto sin precedentes para transportar y establecer los procesos sanitarios y de seguridad que permitan llevar a cabo una vacunación contra el coronavirus de forma exitosa y sin contratiempos.
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