La Casa Blanca admitió que Estados Unidos no podrá “controlar la pandemia” debido al aumento de casos de COVID-19 que se viene registrando, un cambio a su tradicional postura de minimizar la gravedad de la crisis que se da en medio de un nuevo récord de casos de coronavirus en el país.
“No vamos a controlar la pandemia, vamos a controlar el hecho de que consigamos vacunas, terapias y otras formas de mitigarla”, manifestó Mark Meadows, el jefe de gabinete del presidente estadounidense Donald Trump, durante una entrevista con la cadena CNN.
De acuerdo con el funcionario, el COVID-19 no se puede controlar “porque es un virus contagioso, igual que la gripe” y el Gobierno de Estados Unidos está tratando de contenerlo.
Este pronunciamiento se conoce luego de que Trump insistiera que el país está pasando la página de lo peor de la pandemia al resaltar que los datos sobre la incidencia del COVID-19 en el país son “increíbles” y que el repunte de casos no deben generar alarmas.
Precisamente, la Universidad Johns Hopkins reveló que Estados Unidos alcanzó el pasado viernes una cifra récord de contagios de coronavirus al reportar más de 85.000 casos, mientras que el sábado reportó 83.178 casos en 24 horas.
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El nuevo repunte de casos en Estados Unidos afecta sobre todo al medio oeste y a los estados que atraviesan las Montañas Rocosas, incluidos algunos territorios que serán clave en las elecciones del 3 de noviembre, como Wisconsin u Ohio.
Trump atribuyó ese aumento al número de pruebas que se hacen en su país, y consideró “estúpido” que se sigan haciendo tantos tests de COVID-19 porque eso “da algo de qué hablar a los medios de comunicación” antes de las elecciones.
Sin embargo, los expertos no están de acuerdo con el argumento de Trump de que los casos suben simplemente porque se hacen más tests ya que esta postura no tiene en cuenta de que el porcentaje de pruebas que dan positivo ha subido más de un punto porcentual desde comienzos de octubre, hasta el 5,8 % actual.
El repunte de casos ha coincidido con un nuevo brote de COVID-19 en la Casa Blanca, donde el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, se niega a hacer cuarentena y planea seguir con sus actos de campaña después de revelarse que al menos cinco personas de su entorno han dado positivo en los últimos días.
Las estadísticas evidencian que Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia al registrar más de 8.6 millones de casos, los cuales han provocado más de 225.000 muertos por el COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que las tendencias de contagio del coronavirus que viene registrando la pandemia es peligrosa, especialmente en el hemisferio norte, ya que demasiados países están presentando un aumento en la transmisión del COVID-19.
“Demasiados países están experimentando un aumento exponencial de casos de COVID-19 y esto está llevando a que los hospitales y las unidades de cuidados intensivos estén cerca o hayan sobrepasado sus límites de capacidad, y apenas estamos en octubre”, indicó la OMS.
Precisamente, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) reconoció que es probable que las muertes por el coronavirus aumenten en las próximas semanas ante el aumento de casos de COVID-19 que se vienen registrando.
“El pronóstico del conjunto nacional indica una tendencia incierta en las nuevas muertes por COVID-19 reportadas durante las próximas cuatro semanas y predice que probablemente se informarán de 3.500 a 7.600 nuevas muertes durante la semana que termina el 14 de noviembre de 2020”, informó los CDC.
En ese sentido, es probable que Estados Unidos alcance una cifra de entre 235.000 a 247.000 muertes por coronavirus para mediados de noviembre, unos días después de que se realicen las elecciones presidenciales en donde Trump busca su reelección.
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