Un equipo de investigadores liderados por la Universidad de Princeton evidenció que el nivel y fuerza de inmunidad natural o que pueda inducir la vacuna contra el coronavirus serán clave para contener la pandemia en el mundo.
El estudio asegura que estos factores serán fundamentales en la trayectoria que pueda tomar la pandemia ya que si la vacuna logra provocar una fuerte respuesta inmune se reduciría sustancialmente la carga de infección del COVID-19.
En ese sentido, las únicas herramientas con las que cuenta la humanidad hasta el momento para enfrentar la pandemia es el uso de máscaras, el lavado de manos y el distanciamiento físico, pero las expectativas están puestas en el desarrollo de una vacuna para el COVID-19 en los próximos meses.
Hasta el momento existen muchas incertidumbres sobre el nivel y duración de la inmunidad adquirida por las personas recuperadas del coronavirus ya que algunos estudios han evidenciado que se podría perder con el paso de los meses.
Además, la aparición de casos de reinfecciones de coronavirus también ha generado sospecha de que la inmunidad adquirida no tendría el nivel suficiente para enfrentar otras cepas del coronavirus o se estaría perdiendo con el paso del tiempo.
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Los modelos implementados por los investigadores proyectan la incidencia futura de casos de COVID-19, el grado de inmunidad y las probabilidades de transmisión del virus en diferentes países.
“Si las respuestas inmunitarias son solo débiles o protectoras transitoriamente contra la reinfección, por ejemplo, se pueden esperar brotes más grandes y frecuentes a mediano plazo”, explicó Andrea Graham, profesora de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Princeton.
De acuerdo con la experta, una vacuna capaz de provocar una fuerte respuesta inmune podría reducir sustancialmente el número de casos futuros en los países y permitiría controlar paulatinamente el nivel de contagio.
“Incluso una vacuna que solo ofrece protección parcial contra la transmisión secundaria podría generar importantes beneficios si se implementa ampliamente”, informaron los investigadores.
Sin embargo, el estudio también evidenció que las personas que se oponen al uso de mascarilla y a una posible vacunación contra el coronavirus podrían retrasar la contención de la pandemia con este tipo de comportamientos.
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El coautor del estudio, Simon Levin, aseguró que la respuesta inmune después de la infección o la vacunación en los ensayos con las personas es un factor muy importante para determinar qué tan efectiva sería una vacuna.
“Nuestro modelo indica que si el rechazo a la vacuna es alto y se correlaciona con una mayor transmisión y un comportamiento más riesgoso, como negarse a usar una máscara, entonces la tasa de vacunación necesaria para alcanzar la inmunidad colectiva podría ser mucho mayor”, resaltó Levin.
Los científicos reconocieron que conocer el nivel de inmunidad no es “fácil” ante una enfermedad que solo lleva nueve meses en el planeta, pero los estudios masivos y seguimiento a los niveles de anticuerpos adquiridos podrían dar una respuesta sobre el futuro del COVID-19.
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