En su hocico ya se ven algunas canas, pero aunque lleva diez años en servicio no le faltan las ganas. Choko es un perro detector de narcóticos que ha llevado una larga vida como policía junto al intendente William Giovany Marín, su amigo, amo y compañero de trabajo desde que el can apenas tenía seis meses. Con más de 139 capturas, el animal hoy ha llegado a su pensión en la Policía Nacional de Colombia.
Logró la desarticulación de una banda criminal, ayudó a desmantelar una estructura de comercialización de estupefacientes, participó en más de 139 operativos, salvó la vida de su amigo y amigo, y hoy continúa con las ganas de seguir activo en el servicio de detección de narcóticos dentro de la policía.
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El perro Choko es uno de los primeros en Colombia en recibir tres condecoraciones al mérito canino, un galardón que destaca la habilidad del perro policía en la ayuda y cooperación para la erradicación del crimen en el país.
Después de 10 años de servicio en la Policía Antinarcóticos, en los departamentos de Policía de Antioquia y Valle del Cauca, al perro Choko le llegó su tiempo de pensión y de disfrutar su vida al lado del intendente William Giovany Marín Jaramillo, el policía que lo adoptó desde los seis meses y con quien compartió en el trabajo.
“Uno de los logros más importantes de Choko fue la desarticulación de una banda en la que se capturaron unos diez miembros. Con la ayuda del perro prácticamente la banda quedó desarticulada”, relató el intendente Marín en un video de la Policía Nacional.
Toda la vida ha sido detector de narcóticos, de hecho, su llegada a la policía se dio cuando apenas era un cachorro de seis meses, pero su gallardía, energía e hiperactividad desde tan pequeño lo llevaron a destacarse en los entrenamientos y ser el líder de la manada.
En total, el perro policía estuvo en más de 139 operativos en los que además de atrapar criminales y olfatear y detectar los estupefacientes, salvó la vida de su mejor amigo, el intendente Marín
“Aún recuerdo una vez que Choko, en medio de un operativo con habitantes de calle, me puso en alerta de que uno de los habitantes me iba a agredir. Me salvó la vida”, relató el intendente de la policía.
Choko llegó a la vida del intendente de la policía como parte de un regalo de un patrullero que fue quien le entregó al perro. Desde siempre, según relata el intendente, fue un perro muy enérgico con habilidades extraordinarias para estar al servicio de la comunidad ante a la delincuencia.
Al cumplir un año, el perro policía participó en su primer operativo con incautaciones de estupefacientes. Era un apoyo para alertar y guiar ante situaciones de peligro.
De hecho, las autoridades destacan su capacidad para olfatear la criminalidad, situación que convertía al perro policía en el principal blanco de ataque entre las bandas delictivas a las que había golpeado con varias capturas y, en algunos casos, el desmantelamiento total de la estructuras de comercialización de estupefacientes en distintas zonas de Antioquia.
Precisamente, se convirtió en el enemigo número uno de los criminales al punto que, según las autoridades, se pudo conocer que había un plan contra el perro policía, en el que una banda criminal había ofrecido 3 millones de pesos a un habitante de calle para que le diera un salchichón envenenado al animal. Sin embargo, el hombre no cometió tal atrocidad y, a cambio, prefirió contarlo todo a la policía.
Así las cosas, después de diez años olfateando el crimen en Colombia, el perro se prepara para unas largas y permanentes vacaciones. En diciembre, además, su amo y amigo, el intendente Marín, también completará su jubilación, por lo que juntos seguirán compartiendo y gozando de una feliz pensión.
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